C133- ¿QUIÉN ES?
La ducha caliente no logró borrar la sensación de su piel. Aun con el cabello húmedo y el cuerpo cubierto por una bata de algodón, seguía temblando. Se acostó sobre la cama sin prender la luz, dejando que solo la tenue claridad de la calle iluminara el cuarto.
Eros había estado ahí.
Después de tantos meses. Después de tantas lágrimas tragadas a solas, de noches en las que había jurado no volver a pronunciar su nombre.
Él estuvo ahí. En su puerta. En su sala. Besándola como si nada hubiera pasado… como si no la hubiera destrozado.
Y, aun así, su corazón latía como loco.
Pero llorar ya no tenía sentido.
Lo había hecho en silencio cada vez que se duchaba, que veía algo que le recordaba a él, que sentía ese hueco inexplicable en el pecho.
Parte de ella —la más herida— habría querido que jamás regresara. Pero otra, más silenciosa y profunda, se había sentido… feliz de verlo. De saber que estaba bien.
Y ahí estaba el problema.
Ella lo seguía amando.
Pero no podía permitirse