C134- ROSAS NEGRAS.

—¿Es tu hermano? —insistió una de las chicas, sin dejar de babear por Eros—. Si es así… ¿podemos ser cuñadas?

La otra soltó una risita y le dio un codazo.

Eros mantuvo la sonrisa mínima, elegante, como si apenas se molestara en fingir interés. Pero su atención jamás se desvió.

Sus ojos eran para ella, para Lucy, incluso cuando otras lo miraban como si fuera una obra de arte viviente.

—Gracias, chicas, pero ya es hora de irse.

La indirecta era tan nítida como un disparo. Y ambas mujeres se miraron entre sí, haciendo una mueca de decepción, pero comenzaron a alejarse a regañadientes. Una de ellas, antes de irse, giró el rostro y con descaro le guiñó un ojo, aunque él no se dio cuenta.

Pero Lucy sí, y eso la enfadó. No obstante, no dejó que se notara, y cuando por fin estuvieron solos, cruzó los brazos, fingiendo fastidio.

—¿Y ahora qué? —dijo con sarcasmo—. ¿Vas a venir a causar revuelo en mi estudio? ¿Vas a estacionarte con tu auto de lujo y tu pinta de chico malo p