58. Directo a la tentación
Por primera vez en la mesa de los Mancini a la hora de la cena no existe la tensión, al menos, no a gran escala.
Angelina se limpia sus comisuras después de terminar la cena. Giancarlo está a su lado y al otro lado está Vittoria.
Aurora está sonriente a la par de su prima, y tanto Magdalena como Isabella no paran de hablar. Es extraño que no le estén enviando miradas escépticas o prepotentes, e incluso Nina sigue como si no hubiese pasado nada.
Tendrá que descansar después de este largo día.
—Buenas noches, hijo. Descansa —la voz de Nina la saca del trance y coloca sus ojos en ella, de forma paulatina—, Angelina.
Por cortesía responde lo mismo y se ha dado cuenta porque lo ha dicho. Giancarlo está preparándose para dejar el lugar.
Angelina se levanta de la mesa recibiendo la ojeada de muchos y aunque es algo obvio que es inevitable que no llame la atención, usa la misma para mostrar el lado educado y elegante.
Aurora la ve de arriba hacia abajo bebiendo su jugo viendo cómo su padre