—Por Dios, Giancarlo. ¿Cómo…? ¿Cómo lo sabes? ¿Tú…? —Angelina ahora tiene sus dos manos sosteniendo las suyas—, ¿Lo mataste…?Giancarlo no responde cuando ella pregunta. Se toma un momento en admirarla antes de seguir tocando su mejilla.—No he hecho una cosa como esa —contesta—, pero hice lo necesario para hacerle pagar por lo que iba a hacerte, por lo que te hizo.—¿Cómo supiste eso? —Angelina tiene que controlar la preocupación y el susto al ver la realidad, al saber que Giancarlo le hizo algo a ese hombre—, Por Dios, Giancarlo, ¿Estás loco? ¿Qué le hiciste?—Nada que no tenga que ver con lo que se suponía que iba hacerte a ti. ¿Esperas que lo reciba con los brazos abiertos cuando me entero que iba a directo su propia muerte si te llevaba lejos de mi? —Giancarlo escupe las palabras ceñidas en la rabia—, Angelina, iba a secuestrarte.—No estoy diciendo que lo que hizo está bien pero…¿Qué le hiciste? ¿Dónde está ahora? —Angelina lo único que siente es preocupación. Mira hacia su alre
Ahora mismo Angelina solo tiene algo en mente y se trata de estar en paz con Aurora, quien está a su lado grande su teléfono sin importarle absolutamente nada de lo que ocurre a su alrededor.No puede culparla porque en realidad estar de esta forma resulta algo incómodo, pero Angelina quiere con todas sus fuerzas que estén incomodidad no nuble su relación y tampoco le niega la opción de poder entablar una conversación con normalidad. Úrsula está en la parte de atrás con Issie, y de la misma forma está metida en su celular y sonriendo. No hay escoltas, no hay personas que la inoportuna y el día está radiante para arruinarlo. Aurora es la misma imagen de su padre. Es una joven demasiado hermosa. Se siente especial que tenga todo lo de Giancarlo. Sacando cuentas, Aurora tiene dieciséis años y Giancarlo treinta y seis: la tuvo muy joven. A los veinte años ha de suponer…y claro. Chiara Vitelo. “Con normalidad” se dice Angelina al cabo de un momento. “Todo funcionará.”—Eh —comienza An
Mayor cinismo no puede haber, y mucho menos cuando se trata de alguien que quiere atosigarla usando un pretexto que de ser escuchado por alguien…estaría condenada. ¿Aliados? ¿Tener aliados para qué? Lo único que quiere es irse de Florencia para siempre. En sus ojos está plasmada la incredulidad que todavía no ha marchado de su cuerpo. Su rabia explotará.—Lo que quieres es morirte —zanja Angelina desde su posición porque en un millón de años se volvería a acercar a él. Jamás en la vida volverá hacerlo—, trágate esas palabras, Vicente. Estoy a punto de hacer que-Se paraliza cuando oye las risas de Vicente similares a un remolino de una tormenta. —¿En serio crees que una De Santis se va a casar con uno de ellos por amor? —Vicente extiende sus brazos en el respaldo de la mesa, extendiéndose para que Angelina se dé cuenta que quizás, Giancarlo ha tenido razones para dudar de él—, no te tomaría por tonta. ¿Sabes la gran fortuna que tienen los Mancini? ¿O es que ingenuamente has decidid
Las palabras de Cecilia se quedarán con ella un largo tiempo, y pese que el dolor que no se demuestra en sus gestos, la batalla de sus emociones guindan en la decepción de su corazón.Angelina siente el nudo en la garganta que le impide hablar y ahora que ha quedado sola es como si se hubiese quedado sola en el mundo.El salón da vueltas, arrastrandola al infierno donde siempre ha pertenecido. En su sangre corre el imperio de los De Santis pero el significado de familia no es más que un seudónimo para la grandeza y la soberbia del poder. En silencio toma un suspiro. ¿Qué hace aquí rodeada de gente que la ve con decepción? ¿Y Cecilia? Tiene que marcharse de aquí. No tiene más nada que hacer aquí. Y no se quedará a ver como llega Vicente con un encanto cínico. Mandará un mensaje a Annalisa, la única que todavía se interesa por ella en esta familia. Volverá sólo cuando sea necesario y tenga que aparentar con Damiana que está de su lado: pensar en su abuela amenazando una y otra vez com
—Soy adicto a querer cada parte de tu vida —Giancarlo muerde su labio inferior y sus palabras clavan el más profundo rincón de su mente—, poseerte en cuerpo y alma.—Pareces my convencido de eso —Angelina no quiere llevar las cosas a otro nivel. Al menos, no aquí—, muy seguro de tus convicciones.—Se me olvidaba que adoras contradecirme —Giancarlo hace el comentario sin mostrarse molesto—, te encanta llevarme la contraria. —Puede ser —Angelina abraza su cuello sin dejar de besarlo—, tenemos opiniones muy…diferentes…El beso no se detiene. No saben cómo pueden estar tan ansiosos el uno por el otro como si la única manera de vivir ahora es buscar desesperadamente la presencia del otro. El beso comienza a intensificarse pero es Angelina quien lo detiene. El gruñido de desacuerdo de Giancarlo la hacen temblar.—Angelina.—Yo creo que tenemos que…irnos…—opina Angelina mientras su pecho sube y baja sin detenerse, dando paso a la sed que ahora experimenta por no besarlo. Angelina suelta un
Angelina se quita el cinturón de seguridad antes que Giancarlo y se baja del auto. Rodea el mismo y se acerca para abrir la puerta de atrás.Sabe que Giancarlo es muy, pero muy orgulloso a la hora de que sea ella quien lo asista de estas formas pero como siempre, está equivocado si se quedará sin hacer nada. Giancarlo apaga el auto y cuando la ve a su lado, es verídico el rostro de disgusto.—¿Qué haces?—¿Qué hago? —Angelina arregla lo necesario para hacer lo que ya ha visto hacer con Benedetto muchas veces—, no me veas así, no empecemos. Usaré el control y te ayudaré a bajar.Giancarlo cambió las grandes camionetas negras por mercedes V para una mejor movilización y para adaptarse mejor a esta vida, y también lo decidió para hacer sus cosas él sólo, sin la ayuda de nadie, mucho menos de Angelina. Es un carro exclusivamente para su condición. El asiento del piloto sólo está reservado para él y quiere decir que no hay silla aparte de la suya, que sólo con un movimiento hacia atrás pu
Por primera vez en la mesa de los Mancini a la hora de la cena no existe la tensión, al menos, no a gran escala.Angelina se limpia sus comisuras después de terminar la cena. Giancarlo está a su lado y al otro lado está Vittoria.Aurora está sonriente a la par de su prima, y tanto Magdalena como Isabella no paran de hablar. Es extraño que no le estén enviando miradas escépticas o prepotentes, e incluso Nina sigue como si no hubiese pasado nada. Tendrá que descansar después de este largo día.—Buenas noches, hijo. Descansa —la voz de Nina la saca del trance y coloca sus ojos en ella, de forma paulatina—, Angelina.Por cortesía responde lo mismo y se ha dado cuenta porque lo ha dicho. Giancarlo está preparándose para dejar el lugar. Angelina se levanta de la mesa recibiendo la ojeada de muchos y aunque es algo obvio que es inevitable que no llame la atención, usa la misma para mostrar el lado educado y elegante. Aurora la ve de arriba hacia abajo bebiendo su jugo viendo cómo su padre
Giancarlo mantiene una expresión suave que apenas ha adoptado porque para los ojos del todo el mundo demuestra gestos duros. Es como si fuese un hombre distinto cuando está con ella.Angelina se levanta y aclara su garganta.—Gracias —no evita sonrojarse—, no quise interrumpir, creí que todos estaban en su hora de descanso.—Cuando se trata de ti no hay nada más importante —Giancarlo se va acercando hacia el escritorio—, ¿Y bien?—Sí, claro —Angelina se acerca para entregarle los papeles. El escritorio es lo único que los separa—, quiero que le des un vistazo a esto. Me gustaría saber tu opinión acerca de estos movimientos, ¿Lo ves? —Angelina apunta con el bolígrafo—, ocurrió hace un mes. He tratado de buscar a donde se transfirió pero no ha sido en ninguna de las cuentas de tu empresa.Giancarlo observa lo que su esposa le está mostrando. Y poco a poco entiende lo que ella trata de decir.—¿Un banco a las afueras?—No veo otra idea —continúa Angelina—, escucha, manejaba la contabilid