CAPÍTULO 4

El aura pesada que emanaba Diego era lo menos que ella necesitaba para superar este matrimonio por contrato. La fuerza de las emociones de Diego sobre ella la obligaron a bajar la mirada.

— ¿Desde cuándo conoces a Ace? —, preguntó, queriendo utilizar un tono de voz común.

Los ojos de Cameron se abrieron de sorpresa. — ¿A Ace?

— Sí, ese hombre con el que solías bailar.

Hasta ese momento Cameron se dio cuenta de lo perdida que había estado en ese hombre que ni siquiera su marido había entrado en su cabeza.

—Te lo advierto, mi querida amada—, se rió al decirlo, —no se te permite ir y venir con tantos hombres como desees. Eso está estipulado en el contrato, me debes respeto por el simple hecho de haber dicho esos votos delante de todos. Al fin y al cabo, somos la pareja del año, ¿no crees? —. Volvió a reírse.

—Sólo estaba bailando con él. No me tomes por quien no soy.

—Yo no he dicho nada, sólo te advierto de lo que puede pasar si no sabes comportarte como es debido.

—Ya te lo he dicho, sólo estaba bailando con él.

—Eso espero, de verdad que lo espero. No vengas con escenas de esposa afectada cuando no te corresponde porque, sencillamente, no puedes enamorarte en un día de un hombre al que sólo has visto tres veces en toda tu vida. Te lo he dicho y no me cansaré de hacerlo hasta que lo entiendas y te entre en la cabeza. Esto es un contrato, Cameron, los dos ganamos haciendo esto, no lo olvides nunca. Nunca -dijo Diego dejando escapar un suspiro mientras plantaba un dulce beso en la frente de Cameron.

Un dulce beso que le hizo pensar en aquellos días en los que estuvo con su primer amor. Era una niña tonta que se enamoró de un hombre que ya no estaba. Pero si pensó un poco más en lo que había dicho Ace. Según sus palabras, Diego era más de lo que todos podían pensar de él.

Imaginando lo que podría haber pasado con Diego al encontrar una conexión con la foto sobre la cama y las palabras que ahora le estaba diciendo, se sintió mal, mal por él, mal por las cosas que tuvo que haber pasado para convertirse en la persona que ella estaba viendo.

—Es hora de que nos vayamos.

— ¿Qué? Pero, Diego, acabamos de llegar.

—Exacto, sólo tenía que hablar un par de cosas y presentarte como mi mujer, ya está, no tenemos nada que hacer aquí.

Y en cuanto terminó la canción, Diego volvió a ser la persona que era. Había pasado por mucho, y ahora no era más que una niña tonta que no sabía lo que iba a pasar al final.

En cuanto se despidieron de las personas que allí se encontraban y consiguieron salir de aquella sala donde había tenido lugar la celebración y donde Diego y su mujer habían ido a arreglar unos asuntos, aunque no lo pareciera, Diego cambió completamente de actitud en el exterior. Justo donde ya nadie podía verlos.

No siendo menos caballeroso, la ayudó a subir a su coche sin decir una palabra. Aquello sólo fue el principio y lo único que pudo hacer fue aprender de él y de todo lo que la rodeaba hasta que pudo enterrar en su mente las imágenes del hombre generoso que recordaba como su primer amor mientras estaba con su ahora marido.

Diego ahora no era más que un hombre que velaba por sus intereses, no era más que un hombre que haría lo que fuera por saciar la ambición que ardía en su alma y que respondía a haber firmado aquel documento.

En cuanto Diego arrancó el coche, Cameron se volvió hacia la ventanilla para no tener que lidiar con el que ahora era su marido. Esa sola mirada fue todo lo que necesitó para encontrar a la persona que menos se hubiera esperado. El tal Ace salía del salón de celebraciones con una mujer. Ambos sonreían, sonreían más que nunca. Y al final de todo, aquella escena sólo podía tener una explicación. Aquel hombre no era más que eso, un hombre más que la había salvado de la vergüenza. Aquel hombre no podía ser otro que lo que el mundo llamaría un playboy. Aquel hombre no era más que una farsa, como el hombre que tenía al lado y como toda su vida.

AL DÍA SIGUIENTE

Y de repente, su delicado cuerpo saltó como si fuera un movimiento involuntario. Poco a poco, segundo a segundo, sintiéndose despertar en el nuevo día, sintiendo que aquel no era su lugar aunque sí su nuevo hogar, sus pequeños y grandes ojos se fueron abriendo segundo a segundo.

Momentos de la noche anterior comenzaron a venir a su mente. Ni siquiera ella podía reconocer el lugar a primera vista porque aquel techo, aquellos adornos en las paredes, aquellos cuadros y todo lo que hacía ser aquella habitación, no tenía cabida en su mente para ser comparado. La verdad es que se sentía como una invitada, una mujer que había dormido en casa ajena sólo por una noche.

Sin sentir el paso del tiempo, tras frotarse los ojos durante un breve instante, Cameron se sentó en la cama mientras se recostaba contra el cabecero. Fue entonces cuando se dio cuenta de que su vestido, el mismo que se había puesto la noche anterior, estaba en el suelo. Así, por fin consiguió recordarlo todo de aquella noche. Había dormido tan profundamente que ni siquiera recordaba quién había sido la noche anterior.

Aún bostezando, se levantó de la cama queriendo encontrar sus zapatillas pero más pronto que tarde se daría cuenta de que ese no era su lugar, ese no era su hogar y ya era hora de verlo así.

Descalza en aquella habitación se dirigió entonces al baño. Necesitaba lavarse la cara para poder despertarse del sueño más profundo que jamás había disfrutado.

La noche anterior había sido realmente caótica. Había bailado con un hombre extraño y nunca con su marido porque, aunque ella no quisiera, el hombre que estaba ahí fuera, seguramente lejos de ella, era su marido.

La vida de Cameron había cambiado en un solo minuto. No podía aceptar sin más este nuevo ritmo en ella. A su mente vinieron aquellos pocos recuerdos que compartió con él, la conversación en el coche y en el evento. Pero más que todos esos momentos, a su mente vino uno más especial. Aquel en el que bailar con un desconocido la dejó con más preguntas que respuestas. Sabía más de lo que ella podía descubrir estando allí, viviendo con él, viéndole las veinticuatro horas del día.

— ¿Has visto ese cuadro en tu habitación?

El corazón de Cameron se detuvo mientras sus pasos se volvían torpes. Aquel hombre sabía más de lo que ella creía.

— ¿Qué tiene de malo ese cuadro? —Preguntó Cameron, queriendo saber contra qué estaba luchando.

Mientras terminaba de lavarse los dientes sólo se fijó en una cosa. El reflejo en el espejo frente a ella había cambiado. Ahora sólo veía aquel curioso gesto, el mismo con el que se había ido a la cama.

Con una idea en la cabeza, Cameron salió del baño secándose la cara con la toalla blanca del cuarto de baño. No tenía derecho a averiguar más pero, al final, la curiosidad iba a acabar matándola antes de descubrir nada así que, mirando fijamente a la puerta, queriendo asegurarse de que no entrara nadie y pensando que su marido debía de haberse ido a trabajar como todos los hombres de su posición, Cameron comenzó a pasear por la habitación.

Primero observando todo a su alrededor, luego siendo sus dedos los que se posaban sobre los diferentes objetos de la habitación. La habitación no era la más bonita, era como si necesitara un toque femenino pero no tan femenino como aquel cuadro sobre el buró a lado de la cama.

¿Quién era esa mujer? Necesitaba averiguarlo, no era su intención hacer otra cosa. Sólo quería conocer a la persona con la que iba a dormir todas las noches bajo el mismo techo, pero nunca en la misma cama.

Entonces, como si tuviera prisa, como si supiera lo que buscaba, de un momento a otro, empezó a abrir los cajones de todos los muebles de alrededor.

Hasta que al abrir el quinto cajón, los ojos de Cameron parecieron iluminarse de nuevo. Una pequeña sonrisa se dibujó de inmediato en su rostro.

Y entre sus manos, un clásico portarretratos con un lujoso Cameron que guardaba la foto de aquella hermosa mujer encerrada en su propio mundo sin que nadie tuviera la capacidad de hacerle daño o incluso, tocarla.

— ¿Quién eres para Diego? —dijo, mirando la foto.

Y de repente, unos pasos por detrás.

— Oye, ¿qué demonios estás haciendo? —llamó una voz masculina.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo