EPÍLOGO

Con la mirada nublada, Cameron y Renata se acompañaron mutuamente, sintiendo el mismo dolor. En ese momento Renata sabía que el niño era hijo de su hermana, pero era Cameron quien lo quería como a su propia madre. Lo mismo ocurría con Tita. No les importaba si Tita era adoptada o no, Tita era su bebé. Y muy pronto, también el bebé de Cameron.

Alrededor de diez coches, contando las patrullas en las que viajaban Ace y Diego, llegaron a uno de los bosques más solitarios. Ace les había indicado que condujeran hasta allí. Sabía que Camilla iba a llevar a los niños allí, ya que había hablado con ella hacía unos minutos como si estuviera de acuerdo con el plan. La verdad era que la policía estaba con ellos. Ace iba a confesarlo todo.

Cuando encontraron a Camila, ella estaba con los dos niños llorando y gritando al borde de un acantilado. Tita y Gadriel estaban atados. La policía estaba allí.

—Por favor, Camila, dame a los niños. No puedes hacerles esto. Fuiste madre de dos. Por favor, pod
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