POV ÁNGELA
Abrí mis ojos con lentitud, sintiendo una ligera punzada en el costado que me recordaba el caos de la noche anterior: la nieve teñida de sangre, los disparos resonando en el bosque, el peso de Bruno cargándome como si yo fuera su única salvación. La habitación se iluminaba suavemente por la luz anaranjada del fuego en la chimenea, danzando sombras en las paredes de madera rústica. El aroma a madera ardiendo y a nieve húmeda impregnaba el aire, transportándome de inmediato a la realidad: no estábamos en la capital, con su bullicio y sus traiciones veladas, sino en la casa de las montañas, el lugar más helado de Rusia… aunque ahora, mi corazón estaba encendido como una hoguera incontrolable, latiendo con una mezcla de agotamiento y algo indefinible, como si mi cuerpo supiera un secreto que mi mente aún no alcanzaba.
Me costó ajustar mi visión al resplandor parpadeante, pero lo primero que noté fue a Bruno, sentado en una silla al lado de la cama, inclinado hacia adelante con l