Hawái.
A eso de las ocho de la mañana, Marco llevaba a su hija al aeropuerto, ella iba realmente con un semblante tranquilo y relajado, con un jeans rasgado, una camiseta blanca y lentes de sol, realmente era una mujer completamente diferente a la que corría hacía la carretera después de ver al supuesto amor de su vida haciéndole el amor a la que se supone era su mejor amiga.
-¿Amor, estas bien, te sientes bien?
-Si pa, de maravilla, de verdad que desde hace mucho tiempo que no me siento así, sinceramente yo vivía por el infeliz de Ernesto que no valía la pena en lo mas mínimo, ahora vivo por mí, dijo ella bajando del auto.
-Cuídate mucho, disfruta, cuando estés en el lugar de destino, nos llamas, tu mamá y yo estaremos pendientes de tu llamada, te amo hija.
-Te lo prometo, te amo pa.
En el avión, esperando a que despegara, Emma escuchaba algo de música, iba entretenida con su teléfono su asiento era casi en la cola del avión, así que no podía observar quien subía, ella estaba testeando con