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Alissa es un dolor de cabeza.

Noah se despidió de los amigos, pero no sin antes cargar al pequeño bebé y darle una mirada de amor sincero.

Él no deseaba marcharse, pero Alissa no lo había dejado en paz ni un minuto.

Subió a su auto y se marchó a su mansión,  al llegar, estaba Oscar afuera con un cigarrillo, esperando a su jefe.

-¿Pasa algo? Preguntó Noah al ver a su mano derecha afuera, cosa que era algo poco usual, solamente sucedía cuando había algún problema en la mansión.

-Señor, usted sabe que yo no soy de hablar por hablar señor, pero la señorita Alissa llegó acá tratándonos mal a todos, a la señora Lucrecia le dio una bofetada, porque no quiso interrumpirlo, ella sabía que usted estaba con la señorita Emma y no hubo poder humano que la tranquilizara.

-¿Golpeó a Lucrecia? Gritó Noah enfurecido.

-Señor, ella cuando abofeteo a la señora Lucrecia, gritó que cuando fuera la señora de la casa, ella sería la primera en largarse de aquí.

-¿Estás seguro que Alissa dijo semejante cosa?

-Señor, esa mujer se volvió loca, primero dijo que se sentía mal, que no se podía sostener en pie, creo que lo llamó, después dijo que se desmayaría, Lucrecia le dio un té y se lo arrojó en el rostro, después de eso nos gritó y fue cuando golpeó a Lucrecia.

-¿Ella está acá aun?

-Sí señor, está en su habitación.

Cuando Oscar dijo todo esto, Noah sintió una ira que invadía su cuerpo, estaba realmente enojado, habían maltratado y humillado a sus empleados de mayor confianza y era algo que él no iba a permitir nunca.

-¿Alissa, donde diablos estás?, gritó Noah desde la planta baja de su mansión

Alissa no salía de la habitación de Noah, ella pensó que todos le tenían respeto y cariño, sin embargo, estaba muy alejada de la realidad.

Al no bajar, Noah subió más molesto aun, esa mujer había convertido un día especial en algo espantoso, había golpeado a Lucrecia, la mujer que Noah veía como una madre.

Al entrar a la habitación, se encontró con Alissa vestida con lencería provocadora, según ella intentaba seducir al hombre.

-¿Qué putas haces aquí en mi habitación y vestida de esa manera? Dijo él enojado y tomándola de manera agresiva del brazo.

Maldita sea Alissa, pensé que entre nosotros las cosas estaban claras, estás completamente loca si crees que tu y yo vamos a ser algo más que amigos y ya ni eso, te has encargado que no quiera verte ni un minuto más en mi vida, que sea la última vez que te presentas ante mí.

Tomándola del brazo fuertemente, bajaba las escaleras de manera rápida.

-Noah suéltame, ¿qué haces, que te pasa, porque me tratas de esta manera?

-Tú no eres nadie para venir a mi casa y agredir a las personas que me colaboran, no eres nadie en mi vida Alissa, eso lo sabes.

Esa maldita vieja me las va a pagar, gritaba Alissa refiriéndose a Lucrecia.

-Lárgate de aquí y si vuelves te juro que vas a conocer una parte de mi que no desearías Alissa, te lo juro.

-Y te juro Noah Connor que esa perra de Emma Wrigth me las va a pagar, te lo juro, porque tú eres mío solamente, gritaba ella mientras caminaba con lencería fina hasta su automóvil, viéndose humillada y derrotada.

Noah cerró la puerta de su mansión y de inmediato fue a buscar a Lucrecia, quien estaba en su habitación acostada en la cama.

¿Estás bien? Preguntó Noah al verla acostada en la cama.

-Sí Noah, estoy bien dijo la mujer sin mostrarle el rostro completamente a Noah.

Él al acercarse y tocar su rostro, pudo ver un golpe bastante fuerte, tenía inflamada la mejilla izquierda y se podía ver aun el rojo.

-Porque no me cuentas que sucedió Lu, por favor, dime que pasó.

-La mujer con lágrimas en sus ojos comenzó a contarle todo al Noah, él sentía que la sangre le hervía.

Él para sacarla un poco del dolor que tenía en su rostro, le contó que Emma había dado a luz y que él había estado presente en el parto, le contó todo con lujo de detalles, él estaba feliz.

-Mi niño, no sabes cuánto me alegra que estuvieras presente en un momento tan importante para esa chica, sé que es muy importante para ti, así que ya sabes la alegría que siente mi corazón, dijo Lucrecia sonriendo; sabes, con esa noticia ya me siento mejor.

Noah sonrió lamentando lo que había ocurrido con Alissa, Lucrecia era una mujer especial y no merecía que una loca así le hiciera daño en lo más mínimo.

Noah fue a la cocina, le preparó a Lucrecia un té caliente, le llevó una compresa fría para que disminuyera la inflamación de su rostro.

Ya era tarde, esa noche Noah no pudo dormir por lo emocionado que estaba con el hijo de Emma, sin embargo había algo que lo tenía con una espina clavada en su corazón, el porqué Emma no quiso que le avisara a Massimo Forte.

En el hospital, Emma no dejaba de contemplar a su hijo e imaginaba lo feliz que sería Noah si supiese la verdad.

Pasó la noche y en la mañana los padres de Emma llegaban al hospital a conocer a su nieto, estaban que no cabían de la felicidad, al ver al pequeño a Julia sus ojos se le llenaron de lagrimas ella estaba realmente emocionada.

Raquel tomó al bebé en sus brazos.

-Em, es el niño más hermoso que he visto en mi vida, lo amo, te juro que lo amo ya.

Emma les contó lo que había sucedido, ella contaba con toda la alegría del mundo que Noah había estado ahí para ella y para su bebé.

Todos en la sala estaban conmocionados al escuchar lo que la chica decía, solo podía ser la casualidad todo aquello.

Los padres de Emma fueron a instalarse al apartamento de su hija, ellos se quedarían con ella algunos días hasta que Emma estuviese bien completamente, al menos Julia se quedaría por un mes, Marco si debía volver para hacerle frente a la empresa que estaba pasando por un buen momento.

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