Estaba cerca del despacho de Marta cuando oigo voces que vienen de la cocina.
— He fallado. — era Marta. — Fallé, y todos me dejaron. Excepto tú.
— Nuestra unión es antigua. No te abandonaría.
— Su hija casi muere. Por mi culpa.
— Sí. Pero pensaste que la protegerías. Lo entiendo.
— ¿Cómo puedes decir algo así? — pregunto, entrando en la cocina.
Ambos estaban sentados en la mesa, bebiendo quién sabe qué. Cuando hablé, se volvieron completamente sorprendidos.
— ¿Maddie? — Julieta se levanta. — ¿Qué es lo que...
— Ya lo sé.
— ¿Qué es lo que...
— Eres mi madre. — Su boca se abre y se cierra en el mismo segundo. — ¡Y tuve que descubrirlo a través de la hipnosis!
— Mad, puedo