Vamos, por un lado del camino con cuidado para no carme ni ser descubiertos; he comenzado a sentir mi cuerpo un tanto extraño. Hay algo en el aire que no me gusta.
—No se preocupe, líder, nosotros la protegeremos —asiento, porque es lindo ese gesto, ellos saben que no son rivales para mis enemigos.
Estos tres guerreros quieren darse de valientes, aunque apenas tienen edad legal para ser guerreros.
—Qué valientes son, Zitnov me dejó con los guerreros más temerarios—los tres sonríen con el pecho hinchado de orgullo, mi corazón se aprieta al pensar que pueden terminar muertos, es probable que haya jóvenes peleano al lado de sus alfas.
Debo hacer algo, el desespero me invade imaginando a mis hijos a esa edad y no deseo pasar por lo que sus madres están pasando.
Cómo desearía que las guerras sean solo de los líderes y los alfas, sin involucrar a inocentes.
Me quieren a mí, no a ellos.
—Líder, ya casi legamos.
—¿Qué tanto falta?— dl
—Cinco minutos.
—¿Alguno desvió del camino?—van ent