— ¡No, no le haga nada a la Sra. Fabbri, déjeme hablar con ella, por favor!
Carlotta se incorporó de una en la cama, llena de pánico.
— ¡Carlotta, Carlotta, tienes que ayudarme, estas personas son peligrosas, tuve que pedirles dinero para sobrevivir!, ¡por tu culpa mi Luca no me puede ayudar!
— ¡Tienes que hacerte responsable, págales o me matarán!
— ¡Sra. Fabbri…! – Carlotta quería pedirle más información
— ¡¡Dame acá idiota!! – el teléfono le fue arrebatado por la mujer que había llamado
— ¡Ya la escuchaste y esto no es un juego nuerita! ¡O me pagas lo que me debe esta vieja o te la dejo aquí hecha trocitos!
— ¡No, no la maltraten, por favor, dígame, dígame cuánto les debe, se los llevaré enseguida a su casa!
Carlotta escuchó la cifra y su corazón tembló.
Tanto dinero, ¿por qué?, si ella le había dado otra ayudita a la madre de Luca y era la que pagaba todos los gastos del abogado.
Pero como fuera, se sentía responsable de esa mujer y tenía que cuidarla por su amigo.
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