— Idiota, ¿cómo se te ocurre? La arrastramos al auto y nos la llevamos, si total, el auto es robado, se iba a desarmar en piezas esta semana, vamos, vamos antes de que venga alguien…
Carlotta estaba media aburrida esperando, abrió su bolsa bandolera y metió el celular, suspirando, pero cuando levantó la mirada al cristal del frente se quedó congelada y su corazón palpitó en pánico, ¡un hombre se acercaba encapuchado a su lado del auto!
Sin pensarlo dos veces se abalanzó al asiento del conductor para encender el coche, escapar o poner los seguros, la alarma, huir por ese lado, ¡lo que fuera!
Pero no contaba con que la puerta del asiento del conductor se abriera también y fuese halada con brutalidad por otro maleante que también la acechaba.
— ¡Suelte…! ¡Mmmm grrjdjd!
Forcejaba a la vez que su boca fue tapada por una tosca mano y era controlada sin compasión en una esquina oscura al lado del auto.
El otro hombre dio la vuelta y agarró un arrugado pañuelo de su bolsillo para amordazarla