Luego de haber sido revisada minuciosamente por los médicos, Patricia estaba lista para regresar a casa, sus padres la esperaban despiertos, pero su pequeño si había sucumbido al sueño, lo acarició con cuidado y besó su frente, luego de haberse fundido en un apretado abrazo con sus padres.
–Y si nos mudamos? –sugirió su madre–, tal vez esta casa es muy llamativa, siempre van a encontrarnos.
–Descuide señora Hidalgo, ya la culpable fue atrapada y esta vez no escapará –informó Héctor.
–¿Están seguros de que mi hija no corre más peligro?
–Así es, esta