El teléfono de Enzo vibró y era una llamada de Katia, la cual atendió de inmediato.
–Dime preciosa.
–¿Estás cerca?, ya estoy en la puerta de la empresa de mi papá.
–Nos vemos enseguida, estoy muy cerca –Enzo cerró la llamada y volvió su atención a Simón Gutiérrez–. –Ya regreso –anunció.
Simón no articuló palabra porque Enzo no le dio tiempo, ya que salió de inmediato de su oficina, al ver a Katia frente al edificio la tomó por una mano y caminaron hacia el mismo ascensor que acababa de dejarlo en planta.
–¿Ya est