Se registraron en un hotel donde parecía que todo el piso estaba reservado para él, le asignaron una habitación y ella agradeció infinitamente ese gesto, pero para sus adentros, ya que por un momento pensó en que Enzo la obligaría a compartir cama.
Sin embargo, no todo fue agradable, ya que él le apostó un hombre en su entrada, luego de decirle al oído:
–La situación de la casa se mantiene aquí, no tienes autorización para salir de tu habitación, salvo que yo lo pida; no intentes hacer ninguna llamada al exterior porque no se te está permitido; comerás en la habitación a menos de que yo venga a buscarte para ir al restaurante, ¿entendido?
–Entendido –respondió altiva, no le iba a demostrar