Empecé a caminar para salir de la habitación, pero Viggo apareció detrás de uno de los espejos, se veía mal, así que me detuve.
Corrí a él y mis manos ensangrentadas mancharon el cristal, Viggo se acercó y me sonrió.
—Vete, esta es tu oportunidad de acabar con todo —me dijo. Yo negué con la cabeza, no iba a dejarlos aquí, ellos no merecían acabar así.
Volteé a ver a Gytha, pero su reflejo ya no estaba, y eso me llenó de rabia. Me aparté del espejo y corrí a la mesa, la levanté y con fuerza empecé a golpear el cristal donde estaba Tiana. Si el demonio quería salir, yo lo sacaría y lo mataría.
El cristal empezó a ceder, yo grité de rabia mientras lo destruía. Tiana y Viggo me gritaban que me detuviera, pero yo no quería hacerlo.
“Mi corazón está dentro, destrúyelo”, dijo la voz de Gytha. Eso me dio más fuerza y seguí golpeando hasta que ese cristal cedió, explotando, haciéndome daño con los fragmentos.
Grité con todas mis fuerzas, levanté un pedazo de cristal y me lancé al demonio frent