42. Cirugía. Corazón. Milagro.
POV Leandro.
El caos y la desesperación nos devoran apenas bajamos del automóvil.
El aire es denso, irrespirable, saturado de una amenaza invisible que ya se nos impregna en el pecho como un puño cerrado.
Los hombres de seguridad que contratamos… no están. No hay rastro de ellos. Y ese vacío me retumba en los oídos como una alarma desesperada que grita peligro.
En el estómago me arde un hueco... profundo, vibrante, como una criatura viva que ruge dentro de mí, llena de una desesperación que me sacude la médula y me corta el aliento.
Algo está mal. Lo presiento en la piel, en los huesos, en cada maldito latido. No lo veo... pero lo sé.
Pero entonces las encontramos… A Ruth. A Emilia. Juntas. Íntegras. Vivas. Y por un instante, solo uno… la tormenta en mi pecho se calma.
Por un segundo… solo uno, frágil y fugaz, mis pulmones recuerdan cómo respirar.
Y entonces, el mundo estalla. En cuestión de segundos, la calma falsa desaparece, y el caos se impone firme y cruel.
Alec me habla sin pala