POV Alec Smirnov.

Ha pasado un mes desde la muerte de mi pequeño... y todavía duele en el alma como si hubiera sido ayer.

Mañana viajaré para ver a mi familia, un consuelo entre tanto dolor.

Amet me concedió dos meses fuera; estoy desesperado por irme y despejar mi cabeza un poco.

Observo a Baza caminar nervioso por la habitación. Después de lo que pasó con mi pequeño, él se ha convertido en mi amigo.

Dicen que venimos a este mundo con un propósito, y aunque mi hijo no lo logró, sé que su misión fue acercarme a Baza, dándome su amistad y lealtad incondicional.

Aún no puedo evitar que, al recordarlo, una lágrima traicionera resbale por mi mejilla.

—Príncipe —me llama, frunce el ceño y da otro paso, con las manos en la espalda y la cabeza inclinada.

Me va a marear con sus pasos de un lado a otro.

—Baza, dime, ¿qué pasa? Me tienes mareado con tu caminata de un lado a otro.

Se detiene un momento, levanta la cabeza, me mira y se toma el mentón.

—No me gusta para nada el silencio