Zaira fue con Claudia y Emiliano a un restaurante en donde Danna los estaba esperando almorzaron, rieron, la pasaron bastante bien, a eso de dos horas después salieron del restaurante, Zaira fue al lugar en donde Max Seth estaba recluido, ella realmente necesitaba recuperar el anillo de la abuela de su padre.
-¿Max, porque lo hiciste? Fue lo primero que preguntó Zaira al ver al hombre, porqué acabar con la vida de un hombre honorable como mi padre, ¿Por dinero?, mi padre siempre te ayudó, siempre estuvo contigo cuando la pasaste mal cuando tu hijo falleció, él estaba dispuesto a darle parte de su hígado si tu hijo era compatible con él, ¿Qué mas, que mas Max, que mas querías? Preguntaba la chica con lágrimas corriendo por sus mejillas.
El hombre visiblemente arrepentido no podía ni contestar nada ante la mención de la muerte de su hijo.
-Zaira, fue un momento de desesperación, yo estuve pasando por momentos bastante difíciles después de todo lo que pasé con Roberto, me metí en problemas con personas que no debía, debía mucho dinero y no tenía de donde ni como pagar, Aarón me ayudó mucho, pero no pude, en un principio yo lo haría parecer un asalto, como si alguien hubiese entrado a la empresa, pero Aarón se defendió del supuesto asaltante enmascarado que era yo, él vio mi rostro y yo le disparé sin pensarlo, no sabes cuánto lo lamento Zaira.
La chica no podía dejar de llorar al escuchar como el hombre se había tomado el poder de quitarle a su padre la vida por dinero.
-¿Dónde está el anillo de la abuela de mi padre, fue un regalo muy especial que mi padre me entregó a mis quince años, sé que es muy costoso, sé que pudiste venderlo o conservarlo, por favor devuélvemelo, yo te lo compraré.
-Zaira, sé lo que ese anillo significa para ti, pero esa joya está en manos de la mafia italiana, uno de esos hombres compró el anillo en mucho dinero y cuando te digo mucho son más de cien millones de euros, no puedo devolvértelo así lo quisiera, Dante Fabbri me preguntó exactamente lo mismo que tu y fue lo que le dije, si él no pudo recuperarlo, jamás podría hacerlo yo.
Zaira se levantó de la silla en donde estaba, caminó hasta la puerta y no miró a Max Seth, el hombre quedó desecho después de enfrentar a la chica a la que había cargado alguna vez cuando era una bebé.
Zaira volvió a su casa, después de caminar un poco por un parque tratando de calmarse después de lo que le había contado el que fue socio de su padre y a quien ella había visto como familia siempre, no deseaba darle un dolor de cabeza más a su madre.
Al llegar estuvo platicando con Danna un poco, en su corazón había un dolor profundo, así que a eso de las nueve de la mañana fue a su habitación con todos los recuerdos que había en ella.
Era sábado, Zaira no iría a la oficina, era el día de la fiesta anual de la empresa, no se sentía con ganas de ir, pero se lo había prometido a Susana, ella fue al salón de belleza, quería un cambio, pintó su cabello en un tono chocolate, buscó un vestido en color verde esmeralda precioso, unos tacones en plateado que hacían juego con una hermosa cartera, sus pendientes de diamantes, pero esta vez usó un collar que su padre le había regalado.
Ella tenía que comprarle algo a Dante, era su amigo secreto, la chica estaba muy dolida, aunque Susana le había dicho que Dante no estaría en la fiesta, ella igual le compraría algo.
Fue a una venta de licor en un exclusivo centro comercial de la ciudad y compró una botella igual a la que ella había consumido la primera vez que estuvo con Dante, el día que se vendió por la cirugía de su madre, quedó impresionada por el valor de la botella y más aun que aquel día el hombre no hubiese puesto objeción cuando ella abrió la botella así nomas, eran ciento cincuenta mil euros, ella pagó la botella y volvió a su casa.
Tomó el collar con el diamante que Dante le había obsequiado y lo puso en una hermosa caja.
Tomó lápiz y papel. “Lamento haber terminado tu botella, no me arrepiento de esa noche, estaba muy asustada, era mi primera vez, el motivo por el que lo hice, algún día lo sabrás, jamás imaginé enamorarme de ti, cuídate siempre Dante. Tu amiga secreta; Zaira”, la chica terminó de escribir y guardó la nota dentro de la hermosa caja.
Ella estaba lista, llamó un taxi, aun no conducía, aunque no sabía nada de Gemma y sus reporteros, ella mejor pasaba desapercibida.
Llegó al salón de eventos de la empresa, la mujer llamaba la atención donde fuera que estuviera, se veía realmente hermosa, Dante no estaba en el lugar según pudo observar, Susana y Camila llegaron para acompañarla a la mesa en donde se sentarían, la mesa número uno, eran seis espacios, uno de ellos decía el nombre de Dante, otro el nombre de Carlo y el espacio frente a ella no podía leerlo, imaginó que sería Gemma, pero como Susana le había dicho que no iría, ella se tranquilizó, no quería ver a Dante al lado de Gemma y mucho menos escuchar las locuras de la mujer.
-¿Estás segura que Gemma no vendrá, sinceramente no tengo deseos de encontrarla?
-NO te preocupes, ella no vendrá, créeme, el señor Fabbri no estoy segura de que venga, porque no he sabido de él desde ayer, dijo que iría a Italia, se llevó a varios escoltas, no sé en que andará el jefe, pero debe ser algo muy importante, dijo la mujer a su amiga.
-Estoy un poco indispuesta aquí, ya no pertenezco a este lugar Susana, creo que ha sido un error, dijo la chica intentando marcharse.
-Por favor, no me dejes sola, mira a Camila, ya se fue por allá y yo aquí me quedaré sola en la mesa, dijo Susana con u rostro de perrito regañado que sabía convencería a Zaira de inmediato.