La mañana posterior a la gala, las calles de Bruselas amanecieron con periódicos agotados en todos los kioscos. Los titulares no dejaban espacio a dudas:
—«La heredera de Liria reaparece tras años de silencio».
—«Isadora Morel rompe las cadenas de su pasado».
—«El legado de los Condes de Liria resucita en Europa».
Las imágenes de la noche anterior inundaban pantallas y redes sociales: Isadora descendiendo de la limusina junto a Gabriel, el collar de zafiros brillando bajo los flashes, y su discurso pronunciado con firmeza ante la élite mundial.
En París, los medios culturales dedicaban editoriales enteros a rescatar la historia del linaje Liria. Columnistas de renombre la llamaban «El retorno de una sangre noble». Los noticieros franceses transmitían mesas redondas donde los historiadores recordaban las contribuciones de los Condes en la política y el arte de siglos pasados.
En Italia, varios periódicos asociaban la reaparición de Isadora con la lucha contra la corrupción empresarial.