La noche no cayó sobre el país.
La noche fue absorbida por una tormenta de luz.
Pantallas, noticieros, portales digitales y hasta radios rurales repitieron el mismo nombre con la misma intensidad con que antes lo habían sepultado:
Isadora Lorrain de Liria.
Aquel rostro, ya sin máscara, cruzó fronteras como un virus glorioso.
Un símbolo. Una advertencia. Una redención.
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CNN Breaking News:
«La heredera perdida: Isadora Lorrain declara su linaje y denuncia persecución, tortura e intento de asesinato».
BBC Mundo:
«De prisionera silenciada a figura internacional. ¿Quién es la mujer que está haciendo temblar al sistema judicial latinoamericano?».
Le Monde:
«La femme qui ressuscita: Isadora Lorrain, entre vengeance et justice».
Twitter/X, tendencia mundial:
#IsadoraVive
#YoSíLaCreo
#ReinaDeLaLlama
#ElRegresoDeLaLiria
En la redacción de El Nacional, el periodista Luis Mondragón apenas podía creerlo.
Durante años, él había recibido amenazas por investigar los contratos ilegales de los L