CAPÍTULO 68 — Primer estallido.
Anastasia.
—¿Quieres unos huevos revueltos? —Irina se giró hacia mí mientras negó, y luego volvió la mirada a la pantalla plana que había trasladado a la sala de la suite.
Solté el aire de inmediato. Habían pasado cuatro días desde el entierro, y lo que comía era diminuto. Sabía que su semblante y ánimo estaban bajos, por ello le dije a Alexey que estaríamos unos días aquí en las alturas de la torre de la suite a ver si obtenía algún resultado, pero parecía en vano.
—Hay unos cereales… deberías probarlo… —lo intenté de nuevo.
—No tengo hambre, Ani… —ella tomó una pantalla para buscar otros canales, y de inmediato la imagen, un estruendo aterrador, hizo que las ventanas vibraran.
Corrí hacía a ella para abrazarla, y miré un poco hacia afuera cuando dejó de temblar un poco.
—¿Qué es? —negué.
—No lo sé… quédate aquí… déjame ver… —fui rápidamente a ver hacia afuera, y pude divisar una nube enorme que compensaba a formarse a lo lejos de humo negro.
Parecía estar cerca del centro de Moscú