La sala quedó en un silencio tenso después del disparo. Mila mantenía la pistola firmemente en su mano, apuntando a Bruno, quien sostenía su mano herida mientras su agitación podía escucharse por toda la sala.
Mientras tanto, Marco la miraba con una mezcla de sorpresa y confusión, tratando de entender la repentina violencia de Mila.
—¿Qué estás haciendo, Mila? —preguntó Marco, pero al mismo tiempo, viendo cómo los hombres de seguridad inundaban el lugar, apuntando a Mila.
Mila se limitó a sonreír mirando de reojo, manteniendo la guardia alta.
—¿Realmente me preguntas que estoy haciendo? Son demasiado hijos de put@… ¡Ustedes dos me traicionaron!
Bruno miró a su padre, y Marco le envió una mirada fría.
—Es un muy mal movimiento…
Mila achicó los ojos.
—¿De verdad? Realmente ahora creo que ustedes son demasiado idiotas…
—Mátala… —Bruno gritó a uno de sus guardias, y Mila escuchó como algunas luces, se apagaron, y el lugar quedó con apenas unas lámparas.
Su corazón se exaltó un po