— Andrea tiene razón. Solo vamos a comer, no deberíamos darle tanta importancia a esta familia de mezquinos.
— Exacto, simplemente podemos ir a otro lugar.
Si Miguel y su familia no hubieran aparecido para causar problemas, cambiar de restaurante no habría sido mala idea. Pero ahora que la situación había llegado a este punto, irse significaría darles la satisfacción de ganar. Normalmente Vicente no era alguien que buscara confrontaciones, pero hoy no estaba dispuesto a ceder.
Con este pensamiento, ayudó a Tomás y Diana a sentarse nuevamente.
— Señor, señora, quédense aquí sentados y disfruten del espectáculo. Déjenme esto a mí. Les garantizo que hoy comerán con toda comodidad y satisfacción.
Andrea entendió inmediatamente que Vicente no pensaba rendirse.
— Déjalo, mejor vamos a...
Antes de que pudiera terminar, Vicente la interrumpió.
— Andrea, observa bien. Hoy, como tu jefe, te daré una lección: eso de "perdonar a quien puedes vencer" no siempre funciona. Con algunas personas, ceder