Todo mi mundo se congeló en el momento en el que vi la fría hoja de su espada atravesando su propio pecho, el icor saliendo de su boca, y su cara horrorizada por lo que acaba de suceder, todo pasa tan rápido que apenas tengo tiempo de analizar la situación, y lo único que puedo hacer es decir su nombre una y otra vez, aunque las palabras no salían realmente de mi boca. Nunca me había sentido así, y no tenía idea de qué debía hacer ahora, cuando por fin salen las primeras palabras de mi boca, la realidad me golpea con fuerza y voy directo hacia él agachándome un poco.
-¡Eliot!- Grité con mucho terror en mi voz.
Pude ver como Hiperion sacó la espada lentamente del cuerpo de Eliot y la tiró al suelo mientras daba unos pasos hacia atrás, Eliot cayó bruscamente al piso y yo lo envolví entre mis brazos, era una imagen verdaderamente desgarradora, nunca imaginé verlo de esa manera.
-¡No! ¡Por todos los Dioses en el Olimpo no! ¡Esto no puede estar pasando! ¡Esto no p