—Dame tiempo, tengo que procesar todo y todo es todo —él enarca una ceja y arruga sus labios.
—Solo si me prometes que no te verás más con él —asiento sin saber la respuesta que él quiere escuchar.
—Te dejaré descansar porque a mí no me mandaron de vacaciones, pero vendré cuando termine mi turno —se le dibuja una sonrisa que irradia felicidad.
—No se diga más…
Óscar se despide de mí y como una buena muchacha lo acompañó a la salida, para luego quedarme sola como un trapo viejo abandonado. Que miserable es llevar una vida solitaria y sin ningún futuro por venir, sin ningún amor que irradia descontrol en tu sistema u auto