—¡Este champagne es especial para el brindis de medianoche!
Dylan corría histérico por el jardín, llegó a la barra donde Alan estaba a punto de abrir la botella de champagne que su madre le había mandado desde Australia, supuestamente bendecido y preparado para que el año siguiente solo les sucedan cosas buenas.
—¿Quién eres tú para que me digas que tomar y que no, hechicero de cuarta?
—¡Es un champagne especial!
Alan alzó la botella y Dylan empezó a saltar para alcanzarla, Alan era como dos cabezas más que él y su cuerpo tenía el triple de mús