Magdalena estaba sorprendida con nuestra relación. Ella no sabía nada de mis amoríos con Marcial hasta que una tarde después de terminar de entrenar, y estando yo sudorosa, cansada, soplando fuego de mis narices, él me besó muy acaramelado, tanto que me hizo alzar un tobillo encandilada frente a los ojos de Magdalena.
-Dios santo-, se asombró Maggi y se quedó boquiabierta y pasmada. Luego me alcanzó en los vestidores. Yo estaba tumbada en las mayólicas, exánime, encharcada en sudor.
-¿Estás saliendo con Marcial?-, me preguntó Blokhin parpadeando.
Ups, me sentí turbada. ¿Se molestará? ¿tendrá celos? Sentí erizar mis pelos.
-Nos estamos conociendo recién-, no mentí. Ella ensanchó una larga sonrisa y tomó mis manos.
-Qué bien, amiga, Marcial es un chico fabuloso-, se puso efusiva. Era evidente que ella lo quería aún y deseaba lo mejor para su ex amante.
-Sí, estoy descubriendo a un hombre muy dulce, encantador, romántico y me quiere bastante-, le dije, juntando los dientes.
Ella s