Estaba nerviosa. No solo porque iba a compartir el vuelo con Marcial sino que nunca había viajado fuera del país. Cuando era policía me subí a avionetas y helicópteros, participé en operativos en la selva central, llevando el rifle calibre 12, pero jamás hice un viaje largo a otro país y tampoco había abordado, antes, un avión comercial. La maleta que armé pesaba, además, una tonelada y pensaba que incluso debí poner más ropa. Ashley se divirtió.
-Ay, mujer, por poco te traes también tu cama-, me dijo viendo mi maletota que arrastraba difícilmente. Me puse más roja que un tomate.
Ahsley viajaba con su hija Heather. Eso me haría sentir mejor en los partidos, me convencí.
-Ya sabemos tu primer rival, es una serbia, campeona en su país, tiene poco kilometraje pero ha ganado a las mejores de Europa-, me contó mi entrenadora.
No la escuchaba porque pensaba en Marcial. Él me había mandado un mensaje en el whatsapp diciéndome que iba a viajar conmigo, en el mismo vuelo. Mi corazón es