Dio un paso hacia la otra salida, cuando de repente escuchó pasos apresurados a su espalda. Rápidamente se giró. Una sombra larga cruzó la entrada, desapareciendo en un segundo. El corazón de María latió con fuerza. La figura era extraña, no podía asegurar que era una persona; pero al menos estaba segura que no era Elizabeth. Sólo necesitó un pequeño impulso para animarse a seguirla.
Corrió en su búsqueda; pero al entrar al pasillo la figura ya había desaparecido. Se quedó observando desconcertada el lugar hacia donde vio que el objeto se dirigió. Cuando de pronto, otra sombra se marcó en la pared en el otro extremo. La figura esbelta se marcó en la superficie, el vestido ondeó con los pasos elegantes. Los nervios de María se