María se quedó viendo la puerta por un tiempo. Hasta que estuvo segura que estaba lejos. Luego, rápidamente se restregó como pudo antes de ir a vestirse. La prenda se empapó al ser puesta sobre un cuerpo mojado. Su cabello estiló agua, formando un charco en el piso. María se vio la ropa. La tela era delgada; así que supuso que era solo para dormir. Pero, eso no la hizo dejar de tener vergüenza.
De tal manera que cuando abrió la puerta se escondió detrás - eh, Sarai - llamó - ya he terminado - avisó por lo bajo.
-Entendido - la joven se fue para volver enseguida, acompañada por los dos tipos.
María se pegó a la pared; mientras sus dedos apretaron la madera, mostrando solo un par de ojos brillantes. Los ho