La Red de los Tejedores
La fría humedad de la celda era un sudario, pero el alfil de cristal en la mano de Kaida, un faro de luz en la oscuridad, la conectaba con un pasado que se negaba a permanecer enterrado. Las inscripciones, los símbolos del león rampante con una corona y los emblemas de Eldoria, se revelaban bajo sus dedos con cada caricia, un mapa a su verdadera identidad. No era una esclava marcada. Era una princesa, la última de un linaje borrado por el Rey de Veridia.
La revelación de su identidad, una chispa de esperanza en su aislamiento, encendió una nueva determinación. Su prisión, que antes había sido una jaula, ahora era su sala de guerra. Su mente, aguda como un cuchillo, repasaba cada detalle de la acusación, cada palabra de Calix, cada mirada de Isabel. La verdad de su linaje era la prueba irrefutable de la corrupción del Rey y de la ambición de Isabel.
Kaida sabía que no podía escapar de la prisión sola. Necesitaba una red. Y en la oscuridad de su celda, comenzó a t