El Dilema de Calix
La confesión de Calix resonó en la sala del trono, un eco de lealtad que disipó la tensión. Kaida lo miró, sus ojos llenos de asombro y de una incipiente esperanza. El esposo de Isabel, el príncipe del reino, se había revelado como un aliado. Su corazón dividido, que había sido su tormento, ahora se inclinaba hacia la luz.
—Calix —dijo Kaida, su voz era un susurro—. Tu valor… es admirable. Pero esta traición… ¿te pondrá en peligro?
Calix sonrió, una sonrisa amarga. —Mi Reina, mi vida ya no tiene sentido en el mundo que me abandonó. Mi honor ha sido pisoteado. Mi familia, deshonrada por la ambición de Isabel. Y yo… yo prefiero morir por la verdad que vivir por una mentira.
Conan, Orlo y Gonzalo observaron la escena, sus rostros una mezcla de sorpresa y de una profunda comprensión. La alianza, que había sido un pacto peligroso en las sombras, ahora se había sellado con la sangre de un príncipe.
—La información de Calix es invaluable —dijo Conan, su voz grave—. El Conde