Andrew estaba muy desesperado, pero ni la visa ni el boleto de avión se podían conseguir de inmediato. Cuando por fin llegó a Noruega y, tras contactar con la embajada y a la policía local para buscar a Juliana, ya habían pasado tres días.
Tocó la puerta del departamento, llamando a Juliana y entró sin pensar, pero el dueño, que estaba limpiando el lugar, lo detuvo con desconfianza:
—¿Quién eres tú?
—Vengo a buscar a Juli—respondió Andrew, dándose cuenta de que el casero probablemente no la conocía, así que explicó:
—Es mi esposa, tuvimos algunos malentendidos y quiero hablar con ella para aclarar las cosas.
El casero levantó la mano y dijo:
—Aquí no hay nadie con ese nombre.
—Su nombre es Juliana, su nombre completo es Juliana Girard.
—Mi inquilina se llama Marisol Fabbri, no es la persona que buscas. Está buscando a la persona equivocada.
¿Marisol Fabbri? Andrew quedó completamente confundido.
—¿Está seguro de que no se ha confundido?
El casero, algo irritado, respondió:
—Si