En el mismo día de mi boda, el hotel me comunicó que había que retrasar el evente medio día. Como no me quedaba tiempo para informar a los invitados del cambio de hora, solo pude ir a detenerlos en la entrada del hotel. Sin embargo, cuando llegué al lugar, me pararon los guardias de seguridad con el pretexto de que dentro se estaba celebrando una boda. De pronto, la voz del presentador sonó, y allí estaba mi novia, con su velo y toda la alegría del mundo, entregando su mano a un hombre medio arrodillado. Los familiares de mi novia que iban a asistir mi boda estaban todos presentes y aplaudían por la escena. Y el hombre en el escenario era su primer amor y mi actual jefe. Al verme allí, ella me advirtió: —Solo estoy ayudando a Leo en una crisis que le surgió de improvisto, no armes ninguna escena aquí, ¿de acuerdo? Él es tu jefe, sabes lo que implica esto. ¿Que solo estaba ayudando? Claro, en el hotel que yo reservé, con el vestido de novia que yo diseñé, y en presencia de los invitados que yo invinté. ¿Me estaba diciendo que esto era un improvisto? Miré con una risa fría al joyero de anillo de diamante que el hombre sostenía en la mano. —Parece que el Sr. Sánchez y yo tenemos gustos similares. En ese caso, quédate con este anillo y mi novia, no me importa. Solo entonces mi novia entró el pánico.
Leer másLlamé a la policía, como consecuencia, Alicia fue a la cárcel por difundir rumores falsos, pues al final la pareja volvió a reunirse allí dentro.Ese mismo día, el Sr. Rivera, mi suegro, anunció el reparto de acciones de la nueva empresa, aclarándome los rumores.En realidad, esa nueva empresa fue idea mía desde un principio.Yo ocupaba el 99% de las acciones y el Sr. Rivera solo tenía un 1%, y era a nombre de la sede central.Y el millón de dólares que tenía había sido invertido en su totalidad como capital inicial para la nueva empresa, por eso no tenía ni un duro en mi cuenta.El Sr. Rivera tenía una norma clara en su empresa, y era que los empleados podían elegir a voluntad entre acciones y efectivo como salario, y cuanto mayor fuera su rendimiento, más acciones recibirían.Desde el día en que me incorporé, siempre opté por las acciones, porque confiaba en la empresa y en mí mismo.Tenía fe en que las acciones podían revalorizarse, y también que tarde o temprano podré contar con el
Alicia, desde poca distancia, gritaba con toda su energía: —¡Roberto, te arrepentirás de esto!Me encogí de hombros e indiqué al conductor que grabara la escena y enviara las pruebas al departamento jurídico de la empresa.Después de todo, este no era mi coche, era un vehículo asignado por la empresa, por lo que tendrá que pagar los daños maliciosos que hizo.«Alicia, lo que te queda es la miseria. Es lo que me debes».Por el otro lado, algo le pasó a Leonardo.Al parecer, su vida estaba en un caos después de que Alicia se fuera, decían que dejó embarazada a una chica que estaba haciendo prácticas en la empresa.La empresa no lo supo hasta que un día, la chica se ausentó del trabajo para ir a abortar el bebé, pero desafortunadamente se le complicó la cosa.Al enterarse, la empresa despidió a Leonardo, y los padres de la chica lo demandaron.Parecía que la chica acudió a una clínica no muy oficial y, debido a un mal procedimiento, le dañaron el útero, y como remedio, no le quedaron más
Aunque la vida de Alicia ya no tenía nada que ver conmigo, me sorprendió que en solo tres meses se convirtió en una camarera.Cuando éramos pareja, a pesar de que no ganaba un sueldo exagerado, al menos podía mantenernos y permitir que Alicia siguiera persiguiendo sus sueños.¿Por qué Alicia estaba en esta situación si Leonardo ganaba más que yo?No fue hasta que Alicia, llorando, me contó que estaba embarazada y que Leonardo la dejó que me enteré de lo que pasaba.La cosa era que Alicia se quedó embarazada sin querer en su estancia de conviviencia con Leonardo. Entonces, la familia de este, al enterarse del caso, insistió en que se casaran. Ya todo tenía coherencia, era por eso que surgió esa escena de robarme la boda.Pero luego se descubrió su falso matrimonio y la familia de Leonardo pensó que el bebé era mío y no quiso seguir manteniendo a Alicia.Leonardo era un mujeriego y no quería tener un bebé que lo atara, así que, después de que su familia dejó claro su actitud, presionó a
Alicia estaba confusa y se frotó los ojos para asegurarse de que no había visto mal, y efectivamente había una mujer hermosa en la puerta.—Pero... ¿quién eres tú?La mujer se quitó las gafas de sol y, despreocupada, se apoyó en la puerta y esbozó una sonrisa atractiva: —¿Tú qué crees?La mujer, al ver que nadie le ofrecía asiento, entró con sus tacones como si fuera su casa.—Roberto, ¿estás listo? ¡Solo empaca lo importante y el resto te lo compraré más tarde!Para que no dijera nada más fuera de lugar, me apresuré a agitar la mano y decir: —No es necesario, venga, vámonos.La mujer tomó mi maleta con naturalidad y se la entregó al guardaespaldas que esperaba en la puerta, luego, frunciendo el ceño volvía la cabeza hacia Alicia y Leonardo que no entendían lo que estaba pasando.—Por cierto, ya compré esta casa. ¡Les doy un día para mudarse o tendré que llamar a los guardias de seguridad para echarlos!Los ojos de Alicia se abrieron de par en par y dijo: —Roberto, ¿cuándo vendiste la
Había un nuevo proyecto en marcha en la ciudad vecina, porque mi jefe abrió una nueva empresa para ese proyecto, y me ofreció ser el vicepresidente.Por muy tentador que fuera el sueldo, miré a la dormida Alicia en mis brazos y negué con la cabeza.Una hora antes, Alicia me dio solemnemente su primera vez.Dijo que quería tener un bebé conmigo.La distancia sería sin duda un inconveniente si decidiéramos tener un bebé, y sería una falta de respeto a su carrera si la obligara a venirse conmigo.En aquel momento estaba tan sumergido en mi idealización de pasar el resto de mi vida con Alicia, que sopesé y decidí aferrarme a la pequeña vida feliz que tenía por delante.Pero no esperaba que Alicia pisoteara mi amor y lo jugara de esa manera.Ahora, hasta mis padres se pusieron del lado de Alicia por la estabilidad de mi trabajo.Entonces ya no había nada que me atara allí.Con eso en mente, tomé un taxi directo a casa y empecé a hacer las maletas.Alicia pensaba que estaba viviendo en casa
Me quedé desconcertado y pregunté a mi madre incrédulo: —Mamá, la culpa es de Alicia, ¿qué estás diciendo?Yo intentaba separar su mano de la de Alicia, pero mi madre me apartó de un manotazo.—Inútil. ¡Ese era tu jefe! ¿De qué te servirá enemistarte con él? Alicia hizo ese favor por tu bien.—Si te llevas bien con tu jefe, este te subirá de sueldo. ¿Acaso es más importante la dignidad que el dinero?—Hoy ha venido mucha gente. Si no te casas, ¿cómo me mirará la gente?Una amargura surgió en mi corazón y, mofándome de mí mismo, levanté los ojos para encontrarme con mi padre, que no estaba lejos, cargado con una bolsas de regalos caros, y acompañado de Leonardo, que me miraba con una sonrisa burlona.Este último se encontró con mi mirada y se acercó a darme una palmada en el hombro.—Ferrero, muchas gracias por prestarme a tu prometida, me salvaste.Alicia, al ver a Leonardo, se calló, quedándose a su lado como una chica tímida.Leonardo tomó la mano de Alicia delante de la multitud y m
Último capítulo