Jessica
El lunes me desperté temprano y me fui a duchar, mientras me maquillaba, apareció Patrick en la puerta del baño.
―Buenos días, ¿por qué no me despertaste? ―me preguntó y se acercó para darme un suave beso en los labios.
―Porque tú no necesitas levantarte tan temprano.
―Pero podríamos habernos bañado juntos.
―¿Y tener que arreglarme como las últimas veces, a la rápida y apenas?
―Sí, te concedo eso. Me voy a duchar.
―Yo estoy lista, me voy a vestir.
Me tomó de la cintura, yo solo estaba en ropa interior y sus manos quemaron mi piel.
―Te besaría, pero todo tu trabajo se perdería. ―Me dio un corto beso.
―Apúrate, para que vayamos a por nuestros cafés, necesito con urgencia uno.
―¿Y eso? ―me preguntó con preocupación.
―Lo que pasa es que creo que anoche se nos pasó la mano y estoy muy cansada ―respondí despreocupada.
―Ah, creí que otra vez te habías deprimido.
―No. ―Lo besé―. Estamos juntos y aunque me aterra, estoy feliz.
―Me encanta oír eso.
―Pero esto no cambiará en la oficina,