“Raíssa”
Hana y Rubia me miraban fijamente como dos perros esperando la comida y hasta me resultaba gracioso. Antes solo tenía a Rubia queriendo saberlo todo y metiéndose conmigo, ahora también tenía a Hana, que era tan viva como Giovana y tan curiosa como Rubia.
—Te toca, Rai. ¿Tu beso fue digno de un diez sobresaliente? —preguntó Hana y Rafael se atragantó con el café que estaba tomando.
—¡Espera! ¿Dos besuconas? —preguntó y las chicas empezaron a reír, pero antes de que yo respondiera, Giovana apareció con Rubens.
—¡B-buenos díiiias, familiaaa! —saludó Giovana con los brazos en alto y Rafael puso cara de enojado otra vez. Le estaba encantando meterse con los chicos.
—Giovana María, ¿qué pasó en este sofá anoche? —preguntó él, serio, y ella se rió. Caminó hacia él y le dio un beso en la mejilla.
—Papá, no me digas que andas olfateando los asientos del sofá. —bromeó ella, y él la miró entrecerrando los ojos. Entonces ella se inclinó para mirarlo a los ojos—. Papá, sentí esa cosa