“Raíssa”
No esperé el ascensor, ni esperé a Boris, simplemente marché por la escalera hasta el piso de arriba. Mientras subía cada escalón, mi mente analizaba lo que estaba a punto de hacer.
—¡Rai, no te enojes conmigo! —Boris venía tras de mí y ahora parecía preocupado.
Simplemente subí las escaleras, con mi decisión ya tomada. Abrí la puerta del apartamento, estaba oscuro porque las cortinas estaban cerradas, encendí las luces y entré, tan pronto como él entró, cerré la puerta con llave.
—Rai... —Ahora parecía arrepentido, pero ya era demasiado tarde.
—¡Cállate, Boris! —Lo jalé por el cuello de la camisa—. Ya que estás llevando la contabilidad, te voy a dar algo más que besos para contar.
Lo besé allí, en medio de mi nueva sala, ¡lo agarré por el cuello de la camisa y lo besé! Y fue un beso hambriento, como si fuera a devorarlo, un beso que declaraba que yo quería mucho más que un beso. Por una fracción de segundo pareció sorprendido, incluso confundido, pero pronto me correspo