"Rafael"
Observé a Hana secándose el cabello frente al espejo mientras me afeitaba, esto era tan íntimo y tan nuevo para mí, pero era tan bueno, era como si ya hubiéramos establecido una rutina y esto fuera a pasar todos los días para siempre. Quería que fuera así, adoraba despertar a su lado, con su cuerpo pegado al mío, sus besos en mi pecho por la mañana, sus manos cálidas tocándome.
—¿Qué pasa? —Me miró con una sonrisa feliz.
—¡Te estoy admirando! —Respondí y me puse la loción para después del afeitado. —¡Eres hermosa! —La abracé y deshice el lazo de su bata, abriéndola para exhibir su cuerpo.
—¿Mi león todavía tiene hambre? —Preguntó con una sonrisita traviesa y tuve ganas de ponerla contra la pared y no hablar más, solo mostrar mi hambre, pero ya andaba con el tiempo encima para el trabajo.
—¡Siempre, mi loca! —Le di un beso en su cuellito delicado. —Pero andas con el tiempo encima, me tengo que conformar con lo que ya gané esta mañana. —Hablé como un niño caprichoso y se ri