"Giovana"
Estaba pasando bastante tiempo en el apartamento de mi mamá, ella se ponía feliz cuando dormía allá, se levantaba en la mitad de la noche para ir a mi cuarto, me arropaba, me daba besos y se quedaba mirándome. Ya me había despertado algunas veces con eso, pero fingía que seguía dormida y la dejaba tener su momento de madre. ¡Y yo también adoraba ese mimo! Y por la mañana Boris siempre preparaba huevos revueltos u omelettes deliciosos y teníamos un momento agradable en familia. ¡Estaba amando esto!
—Hija, ¿estás feliz? —Mi mamá me abrazó una vez más en la sala de su apartamento.
—¡Muchísimo, mamá! ¡Fue el mejor día de mi vida! —La abracé bien fuerte.
—¡Qué bueno! Que tengas muchos días de felicidad así en tu vida, querida. Sé que los días malos son inevitables, pero deseo que sean muy pocos y ¡que a la mañana siguiente ya los hayas olvidado! —Mi mamá me dio otro beso y me soltó.
—Hijita, ¡mi abrazo de buenas noches! —Boris abrió los brazos para mí. —Querida, es maravillos