"Rafael"
Me bañé después de llegar de mi carrera matutina y estaba sentado en casa, girando entre los dedos ese paquetito con las pastillas que aquel hombre detestable me había entregado la noche anterior, necesitaba decidir qué iba a hacer. Podría ir a la policía, pero no tenía ninguna prueba, al contrario de aquel hombre, que podría incriminarme fácilmente, además de tener dinero suficiente para comprar a quien quisiera.
Por lo menos ya había mandado a Giovana lejos, ya estaba feliz allá con la tía, muy lejos de aquí, solo rogaba que fuera lo suficientemente lejos. Ahora necesitaba decidir qué hacer, si iba por ese camino que no me gustaba o si corría el riesgo de ir a la cárcel. La verdad es que ninguna de las dos hipótesis me gustaba.
Y como si mi vida no estuviera lo suficientemente confusa, aún había conseguido un problema de ojitos rasgados que resolver. ¡Esa loca sería mi perdición! Esa Hana estaba completamente loca y yo presentía que complicaría mucho mi vida. Pero ¿por qu