"Irina"
¡Ese viejo insoportable! Qué odio le tengo, ¡qué odio! Estaba caminando de un lado para otro en el cuarto. Leonel andaba detrás de mí como un perro en celo, queriendo tener sexo todo el tiempo, pareciendo un adolescente lleno de hormonas.
¿De dónde sacaba tanta energía? ¿Cómo lograba ese viejo mantenerse erecto por tanto tiempo? Sospechaba que tomaba estimulantes, pero ya había registrado todo y no encontré ningún medicamento, busqué en toda la casa, hasta en la biblioteca y nada. ¡Ese hombre era más fuerte que un toro!
Ayer al menos logré ir a ver a Lucas, fue rápido, pero aproveché que Leonel salió para hacer ese examen de ADN y fui a ver a mi lindito. ¡Eso sí que era hombre! Sabroso, jovencito, ¡con una verga enorme! No esta cosa torcida y miserable que tenía Leonel entre las piernas. Y era solo porque era un pene pequeño y delgado que aún no estaba toda desollada. ¿Y los besos? Ay, Dios mío, Leonel parece un perro viejo que babea todo, ¡cosa horrible! Ya me daba asco.
C