"Patricio"
Me quedé esperando a Lisandra en la sala del apartamento y pensando en lo fácil que era tratar con ella, lo divertida, cálida y amigable que era con las personas. Había sido muy agradable y muy natural almorzar con ella ahí en la cocina de mi casa, como si siempre hiciéramos eso. Lisandra era un rayo de sol de verano, cálido y acogedor. Y eso era muy peligroso.
Y cuando regresó a la sala, pensé que iba a tener un colapso. Usaba una falda roja, con pequeñas flores blancas estampadas y una blusita blanca que dejaba una franja de su vientre a la vista y evidenciaba la parte alta de sus senos. La falda era más larga y suelta, pero tenía un corte en la pierna izquierda que iba casi hasta arriba del muslo, que aparecía torneado entre los volantes que contorneaban el corte. Era como la visión de la rosa de primavera, la más bella y más rara flor del mundo.
No podía dejar que su encanto me dominara, necesitaba controlarme y mantener distancia. Necesitaba recordar a la niñita que