"Lisandra"
Desperté con el sol entrando por la ventana. Un poco confundida por el sueño, no recordaba haber ido al cuarto la noche anterior. Parpadeé para adaptarme a la luz y sentí los músculos firmes del abdomen de Patricio bajo mi mano. Mi cabeza estaba en su pecho y me volteé para pegar mi boca a su piel, aspirando su olor delicioso y sentí su mano moverse en mi cuerpo.
—¡Buenos días, mi dulce! —Se movió, jalándome para quedar cara a cara con él y me besó. Cómo extrañé esto, despertar a su lado y recibir este cariño por la mañana.
—No quería despertarte —pasé la mano por su rostro.
—Ya estaba despierto. Estoy tan feliz que me dio miedo dormir y que cuando despertara todo hubiera sido solo un sueño —me emocioné con sus palabras.
—No es un sueño, cariño, ¡estoy aquí! —lo miré a los ojos.
—¡Y nunca más te vas a ir! —No estaba pidiendo, estaba decretando.
—No, no me voy. Solo voy a casa —sonreí, pero él puso mala cara.
—¡Ni empieces! Ya estás en casa. Puedes entregarle las llav