"Patricio"
Salí de la empresa con Flavio y decidí irme a casa. Tenía la cabeza llena de cosas sobre Lisandra y no me gustaba que volviera a acechar mis pensamientos. Sí, ya había acechado mis pensamientos por mucho tiempo antes.
Desde que Lisandra nació sentía algo muy raro en relación con ella, era algo que no conseguía explicar. Y no quería remover esos sentimientos extraños y contradictorios.
Tenía ocho años cuando Lisandra nació y era un bebé hermoso, aún me acuerdo de eso. Apenas la vi por primera vez quedé encantado con ella y me apegué. Fue una niña encantadora, llena de sonrisas y muy cariñosa. Y se pegó a mí, parecía tan encantada conmigo como yo con ella, como si algo muy especial nos acercara. Me sentía como uno de sus guardianes, como si debiera protegerla.
Pero a medida que fui volviéndome adolescente, me alejé de ella y empecé a encontrarla irritante, pues seguía pegada a mí y no sabía lidiar con eso. Es difícil tener quince años y que una mocosa de siete te siga a to