"Patricio"
Lisandra acababa de salir de mi oficina y yo estaba mirando los bombones por el suelo, con el corazón aún acelerado, cuando Flavio irrumpió por la puerta. ¡Listo! Si llega cinco minutos antes me habría agarrado en una situación difícil de explicar, con su hermana en mi regazo y a centímetros de besarla.
—¡Por fin regresaste! —Flavio caminó hacia mí y me puse de pie para abrazarlo.
—¡Amigo mío! ¿Cómo estás?
—Caminando en las nubes. —Flavio sonrió. —¿Y tú, cómo estás?
—Estoy bien, fue bueno haber ido. Ya no es tan difícil. —Y realmente no lo era, pero también este día estaba tan lleno de novedades que ni tuve tiempo para pensar en lo que había pasado.
—¡Qué bueno! —Flavio me encaró y sabía lo que quería decir. —Patricio, sobre mi hermana, le avisé millones de veces que te contara.
—Flavio, lo sé, Alessandro me explicó todo, está todo bien. No estoy molesto con ustedes. Me las arreglo con la rara.
—Patricio, es mi hermana y ya no es una niña. Y nosotros ya no somos dos