"Patricio"
Seguía sentado en ese restaurante, mirando el mar, sintiendo la brisa golpear mi rostro, viendo pasar la tarde azul y tranquila, cuando finalmente llegó. No es que se hubiera demorado, pero estaba ansioso.
—¡Ah, por fin! —Me levanté para abrazarla.
—Por fin digo yo, ¿eh?, ¡tonto! —Melissa puso la bolsa en la silla de al lado, se sentó y llamó al mesero. Y cuando se acercó hizo un pedido—. ¿Tienen aquí esas empanadas fritas con la masita crujiente?
—Sí, señorita. —El mesero le sonrió y le mostró lo que quería en el menú.
—¡Ay, qué delicia! Trae una porción de rellenos variados para nosotros, por favor, y un refresco de guaraná, con rodajas de naranja y hielo, por favor.
—Sí, señorita. ¿Y para el señor? —El mesero apenas quitó los ojos de Melissa, que aún le sonreía con esa apariencia dulce y cautivadora.
—Lo mismo que ya estaba tomando. ¡Gracias! —El mesero se alejó—. ¿Empanadas fritas, Mel?
—Ay, cada quien con su pecado, tonto. —Sonrió y apreció la vista—. Encontrast