"Flavio"
Golpeé la puerta de la oficina de Bonfim y entré. Estaba sentado detrás del escritorio leyendo un expediente y levantó los ojos en cuanto entré, recibiéndome de buen humor.
— Buenos días, Flavio. ¿Qué tenemos para hoy? —preguntó Bonfim animado. Él, al igual que yo, adoraba el trabajo.
— Mi delegado, necesito un favor —dije sabiendo que solo él podría ayudarme. Bonfim se levantó, fue hasta la cafetera y sirvió dos cafés, poniendo uno frente a mí.
— Siéntate y cuéntame, si puedo ayudar lo haré con gusto —era todo lo que había hecho desde que nos conocimos, siempre estaba ayudándome.
— Mi padre viene hacia acá con la misión de conseguir mi expulsión de la policía y parece que ya hasta habló con el secretario de seguridad —dije de una vez.
— ¿Y por qué tu padre quiere eso? —Bonfim era detallista y siempre quería saber el porqué de las cosas.
— Porque quiere que trabaje en su empresa.
— Mmm. Por lo que sé tu familia es bastante poderosa, amigo.
— ¿Hiciste la tarea, Bonfim?