"Manuela"
Me di por vencida, Flavio compró la casa y eso me llenó de alegría. Era ahí donde compartiríamos nuestros días a partir de ahora. Pero Flavio no se detuvo ahí y lo que siguió fue la mayor sorpresa que podría hacerme.
—Pequeña, me acuerdo de lo que me dijiste cuando visitamos la casa, pero ella es la mayor garantía que puedo darte de que mi amor no es pasajero, que te amo hoy y te voy a amar mañana y te voy a amar cada día que respire en este mundo. Esta casa es definitiva para nosotros dos, es aquí donde vamos a vivir juntos para siempre, porque confío en ti y confío en tu amor por mí. Y tú, ¿confías en mí, pequeña?
Flavio se arrodilló y sacó del bolsillo del saco una cajita que abrió revelando un anillo en oro blanco y diamantes. Eran dos aros trenzados uno en el otro, uno era liso y el otro engastado de pequeños brillantes y un diamante grande y luminoso se destacaba en el centro. Me llevé la mano a la boca, tomada por la sorpresa.
—Manuela, soy tuyo desde el momento en